La universidad

lunes, 6 de agosto de 2007

La universidad-máquina se resiste a ser definida. Sin duda, se caracteriza porque produce constantemente, pero ¿Qué es lo que produce? ¿Acaso produce siempre lo mismo, o es, como pienso, productora de diferencias o incluso de antagonismos? Históricamente, la universidad ha sido una infinidad de cosas, distintas para cada ser que se ve en relación con ella; universidad-templo, universidad-magnética, universidad-espaciolibre, universidad-obligación, universidad-juicio. Cada uno lleva una universidad en los ojos, cada uno tiene otra en el corazón. ¿Cómo podría definir la mía?

Cuando decimos lo que la universidad debe ser, en cierta forma, ocultamos otra afirmación: conocemos perfectamente la naturaleza de la universidad, sabemos todo lo que la universidad debe ser; sin embargo, más cierto es lo que dice Spinoza: “ni siquiera sabemos lo que puede un cuerpo”. Y la universidad también es un cuerpo, más aún, es un cuerpo informe, absolutamente plástico: plástico como lo contrario de fácilmente moldeable, pues para moldear se necesita una gran fuerza externa, un diseñador que sería “lo Otro”. Sin embargo, en la universidad el movimiento es la suma de fuerzas, y los influjos externos deben entenderse según la dinámica operacional interna.

Por eso, si queremos definir a la universidad, o más correctamente, a describir un aspecto de su funcionamiento ideal, podemos usar como base la famosa frase de Lewis Carroll: "Para quedarte donde estás tienes que correr lo más rápido que puedas...y si quieres ir a otro sitio, deberás correr, por lo menos, dos veces más rápido."; es decir, para mantener su aspiración de impartir saberes, la universidad debe mantenerse en perpetuo movimiento, en la “carrera del conocimiento”. La universidad contra la misma universidad en una espiral sin fin; la universidad rescatando a la universidad de la universidad. La universidad, más que un proyecto, es un acto; para crecer debidamente, debe afirmar la multiplicidad de lo que ocurre dentro de sí. Debe ser lo suficientemente valiente para seguir subiendo. De lo contrario, caemos en lo que observa Nietzsche: “¿Qué misión tiene toda enseñanza superior? Hacer del hombre una máquina ¿Cuál es el medio para conseguirlo? Enseñar al hombre a aburrirse ¿Cómo consigue esto? Con el concepto del deber”.

Por último, no se puede discriminar a un proyecto universitario por logros académicos o deficiencia de éstos, dado que muchos surgen como fenómenos sociales (la universidad de Vincennes es un ejemplo); debe ser pesado según los agenciamientos que produce, su ambiente. Tampoco debe restringirse a la universidad a un grupo etario; la universidad es un fenómeno social, en ella deben convivir todas las visiones, debe dársele espacio a las minorías. La universidad ideal es una fiesta.

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Si siente que este texto no me identifica, puede ser porque fue censurado para ser entregado. De todos modos, quitar la censura implicaría hacerlo de nuevo. No es mi deseo.

1 comentarios:

tostos dijo...

Lo poco que puedo decir, muchas ideas, poco espacio, quizas si desarrollas un poco mas cada idea seria un más facil de comprender, o quizas sea el sueño.. bueno, mañana lo leo nuevamente pero mas temprano, sigue escribiendo, estare esperando escritos, ojala un poco mas enfocados.
PD: Eso de censurarte a ti mismo lo encuentro tonto, pero bueno, cada loco con su tema