Reflexiones sin brillo II

lunes, 12 de marzo de 2007

Lo tenemos claro: un anochecer es siempre más grande que nosotros. A veces nos sentimos intrusos de algo donde no debimos haber surgido espontáneamente, un lugar que no nos ha querido exactamente, y que ha respirado con hastío. Sin embargo, si el universo tiene una voluntad propia, nosotros también poseemos una. La gran pregunta es si debemos unirnos a ella como una canción o bien rebelarnos contra él. Rebelarse es la nada, la simpatía es la materia. Aunque eso depende del mundo del cual hablemos.

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